El desarrollo del cerebro tras el parto es el origen de lo que se conoce como
neotenia: el carácter prematuro del nacimiento humano, que conlleva una enorme vulnerabilidad y dependencia. El ser humano nace desvalido, y su proceso de crecimiento y maduración, su ontogénesis, es el más lento del mundo animal: a los 4 años, un chimpancé ya es adulto, y una cebra es capaz de andar y correr a los pocos minutos de nacer. La viabilidad biológica del ser humano (es decir, la posibilidad de supervivencia como individuo y como especie)depende del cuidado de los padres o de la tribu. Esto está en la base de la transmisión de los contenidos de la cultura de una generación a otra, así como de la dimensión social del ser humano en general. Mientras que los animales vienen al mundo «terminados», el ser humano el hombre nunca llega a desarrollar sus capacidades por completo. En concreto, existe una capacidad permanente de aprender y ser educado, que se denomina neotenia, que nunca se completa. La neotenia es un fenómeno por el que seres vivos maduros y con capacidad para reproducirse mantienen características propias de los ejemplares jóvenes. El ser humano resuelve sus problemas empleando la gran capacidad cognoscitiva que posee. Gracias a ella no sólo puede manejar, transmitir y almacenar información indispensable para construir una cultura que supla carencias naturales, sino también disponer de respuestas diversas con respecto a un mismo problema. La conclusión lógica que podemos extraer de todo lo expuesto es que el ser humano carece de instintos

Antoñi Rey